jueves, septiembre 08, 2011

:)

Y me preguntó lo que yo más temía y lo que todavía no sabía responder.
-¿Eres feliz?
- No lo sé- os juro que fue la mejor respuesta que pude encontrar.
-¿Por qué piensas que no eres feliz?
-No te he dicho eso.
-Una persona que contesta "no lo sé" es porque tiene una enorme lista de pros y contras- Me sonrió socarrón pero el tema de conversación no cambió y decidí ser sincera ( dentro de mis posiblidades)
- Tal vez sea porque espero demasiado de la vida, de mi tiempo, de las personas que me rodean, de ciertos días, de ciertas citas, de ciertos momentos. Soy yo la impaciente, la que no se conforma, la que quiere ser una persona que siempre sonría, que siempre se lo pase en grande.Soy la romántica del grupo, la idiota,  la tímida, la que no confía en sí misma. Soy la que no me gustaría ser y es un gran problema. Me paso la vida esperando y no me doy cuenta de que los momentos son irrepetibles y cuando quiero volver atrás, es imposible. Soy de las que se sientan a esperar año tras año, la que espera enamorarse , la que tiene prisa para todo, aunque no debería tenerla... ¿no?
-¿Por qué deberías ser feliz?- y su mano  se acercó un poco a la mía.
- Tengo una familia genial y unos amigos especiales. Tengo metas y sueños y no sé si se cumplirán pero me encanta tenerlos. Soy de las que se levantan, de las que pueden con todo. No me dejo utilizar y no utilizo a nadie. No cuento mi vida a desconocidos y puede que eso me ayude a ser independiente, me las sé arreglar yo solita. Tengo una vida que no está del todo mal, vale que no sea perfecta pero tampoco nos tienen que dar las cosas tan fáciles. Cuando me enamore, lo haré de verdad y cuando ría, lo haré por que lo siento. Me encontraré a mi misma antes de que cualquier otro pueda encontrarme....- y el se acercó más - ¿No te das cuenta que lo más feliz que tienes en tu vida es el concepto de felicidad?
-¿Cuál es?
- Que cuando esperas, luchas. Cuando quieres hacer tal o cual cosa, luchas. Cuando dices que no eres feliz, luchas por serlo aún más. No desaprovechas nada..., solo te diría que cambiaras una cosa-  ya no podía oírle, estaba paralizada.
- ¿ Y es?
- Tienes que aprender a dejarte llevar- entonces se acercó, deprisa, demasiado deprisa, estaba a tres centímetros de mi boca. Y no pude esperar más, le besé, sintiendo lo que nunca antes había sentido. Quizá la felicidad no esté tan lejos como uno piensa.

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